6 de enero de 2025

En estos días de aislamiento social por la pandemia, el miedo es uno de los sentimientos que más está presente.

El Dr. Javier Del Longo trata este tema en una entrevista especial.

«Hoy tenemos como invitado a una persona destacadísima de la Argentina y de nivel internacional,  es el Dr. Ricardo Pérez Rivera, psiquiatra especialista  en sexología ,tiene libros publicados sobre temas como el toc, por decir algo de su extenso curriculum. Y además de gran médico psiquiatra, prestigioso, hemos estudiado en la misma Universidad de El Salvador, fuimos compañeros de estudios durante la carrera y es un amigo del alma».

Del Longo comienza haciendo referencia  a que «estamos en un momentos muy especial para la humanidad, es un fenómeno que no hemos visto, que no esperábamos, jamás se pasó una cosa igual, esta situación desde el punto de vista médico genera mucho miedo, vos como psiquiatra podes contarnos qué es el miedo y cómo se gestiona ese sentimiento?

«Gracias por la presentación,  es un gusto poder hablar con un hermano elegido», comienza respondiendo Pérez Rivera.

«El miedo es una de las emociones básicas del ser humano, está ligada al instinto de supervivencia; el miedo es lo que nos pone alerta sobre las amenazas. El tema del coronavirus ha despertado el miedo a la vulnerabilidad, nos ha dado conciencia de algo que siempre supimos pero no tenemos presente, la muerte es parte de la vida pero no la tenemos presente en el día a día y esta sensación de saber que hay gente que  se está  muriendo de coronavirus   nos asusta porque sabemos de qué se mueren  y se están contando , hay un montón de personas que también se está muriendo por otros virus, por otras patologías como puede ser el cáncer pero el tema que se esté identificando esta nueva cepa  es algo que ha generado esta sensación de vulnerabilidad, de tener miedo a morir de algo puntual . Lo que más asusta es el tema de lo invisible, no se puede identificar; en todo momento, en todo lugar uno se siente como expuesto».

«Habría que diferenciar el temor del miedo, de la  preocupación y del ocuparse, las personas tienen que ir moviéndose del temor a la preocupación, preocuparnos por nuestra salud como lo hacemos siempre, ocuparnos cumpliendo todas las sugerencias que da el Ministerio de Salud para evitar las chances de contagio, hay que salir de una punta hacia la otra».

«Una manera de poder empezar a gestionar el miedo es aceptándolo, uno no puede modular algo que niega, este miedo queda como ansiedad que a la gente la desborda, se siente inquieta, siente angustia  y no sabe bien por qué, cuando se puede poner en palabras y se puede hacer algo al respecto, uno siente que puede tener cierto control».

El Dr. Del Longo dice que hace un mes que prácticamente estamos viviendo este aislamiento social en el que de alguna forma nos estamos encontrando  a nosotros mismos, con el grupo familiar, pasamos más horas con ese grupo y pueden aparecer algunos roces, se exacerban situaciones que ya estaban presentes y que esta convivencia las pone más en evidencia.

Para el Dr. Pérez Rivera es muy interesante este fenómeno. «La medida de cuidado,  de aislamiento social, de quedarse en casa, nos hace vivir con nuestro peor enemigo que es uno mismo, hay que empezar a poder ser más indulgente con uno,  estamos en una cultura que nos enseña a juzgar y juzgarnos de manera permanente y nos hace mucho daño, hay que empezar a convivir con uno y con las personas que nos rodean». Luego menciona que a muchas personas les ha tocado pasar la cuarentena solas,  lo que es un gran desafío y a su vez les ha llevado a pensar absolutamente todo, la soledad es una elección cuando uno puede modificar como  un día invitar a cenar a un amigo, salir con otros,  pero cuando sucede esta situación excepcional , más allá de las plataformas y las redes sociales, se necesita el contacto y esto lleva a una paradoja: lo que está totalmente estigmatizado es el contacto, uno tiene mucho temor a encontrarse con alguien y que te quiera dar la mano o saludar, y sin embargo  estas personas solas están ávidas de contacto.

Con respecto al tema de las parejas, relata que  es interesante  el dato que en los países donde se ha levantado la cuarentena, lo que han aumentado son las solicitudes de divorcio, lo que ha llevado a la situación de vulnerabilidad es replantear lo que hicimos con nuestra vida o lo que queremos hacer. En la cuarentena pensar en la persona con la cual estoy, mi pareja, si es la que elijo,  con la cual quiero pasar mis últimos días, reelegirnos, más allá de otras consideraciones como estar en un ambiente de 30 metros cuadrados donde conviven seis u ocho personas, es un desafío poder conciliar con tantas personas a la vez.

En función de lo expuesto, el Dr. Del Longo pregunta si existe la posibilidad de que esta situación sea positiva y entonces para cada persona,  que la lleve a mejorar, a mirarse en sí misma,  a mejorar  la relación con la gente que la rodea, estrechar más los vínculos con los hijos, darse cuenta de que es posible y que después de negar o enojarse con una situación, aceptarla, modificar algunos aspectos, mejorar esos  vínculos.

«Toda crisis es una oportunidad de crecimiento  personal, en los ambientes donde uno se mueva. Esto de replantearse dónde estoy puede estimular a las personas a comenzar a formarse, a leer, a intentar ser mejor persona, con los hijos, con las parejas, nos ha puesto a todos en el mismo nivel. A veces en la casa están los padres que cuidan de los hijos, esto demostró que somos todos vulnerables, que tienen mayor fortaleza  y menos chances de infectarse los más jóvenes con lo cual los que somos más  grandes pasamos a ser más vulnerables, la figura de los proveedores  es como que  cae, esto afianza los vínculos» responde Pérez Rivera .

«Por otro lado esto llevó a redescubrir a nuestros mayores que a veces pasan invisibilizados, tomar conciencia que los tenemos y poder compartirlos, hablarles, acompañarlos,  cuidarlos si bien lo hicimos siempre  hoy más que nunca, entendemos que es una suerte que pasen el invierno con nosotros».

Hasta qué punto el miedo es normal , es una emoción y cuándo pasa a ser algo patológico? hay una persecución en la sociedad  basada en el miedo.  Nosotros hemos tenido una situación con un colega a quien los vecinos han maltratado por ser médico y llevar y traer enfermedad. Hasta dónde puede ser una emoción  normal? continúa preguntando Del Longo.

» En todas las situaciones de tensión social se han visto estos fenómenos de violencia, nuestro colega y amigo lo que recibió fue una situación de violencia, de agresión, por el pánico, que es donde se diferencia la preocupación del temor que podemos sentir todas las personas, el pánico que se apodera de las personas al momento  de sentir que las están vulnerando, exponiendo no a contagiarse sino a morirse. Ahí se traspasa esa delgada línea, ese gris en el cual pasa de la preocupación de contagiarse  al pánico a la muerte inminente, es importante distinguirlo».

«El coronavirus es un virus que no tiene un nivel de letalidad tal alto, las personas que lo viven así tan lineal,  actúan de manera instintiva como una persona a la que están asaltando y apuntando con un arma, eso es lo patológico. Y se da la gran paradoja en aquellas personas que aplauden y dependen de quienes le cuiden la salud,  a las que se atacan como vectores de transmisión del virus, eso es algo muy interesante como fenómeno social».

«Hay ciertos trastornos que favorecen que las personas sobredimensionen el riesgo como por ejemplo las  que tienen un trastorno compulsivo , ya tenían una base con la cual sentían que estaba su vida en peligro porque tocaron alguna superficie, hablaron con alguien, se lavan todo el tiempo las manos. Tengo pacientes que ya venían haciendo eso desde hace años y ahora el mayor riesgo que tienen es contaminarse con lavandina porque exageran las medidas de cuidados».

«Están los pacientes que padecen los trastornos de ansiedad generalizada.  Se caracterizan por la sobre preocupación, tienen ideas  sobre algo real que sucede pero no le dan respiro a su cabeza y están todo el día pensando en lo que va a suceder. Yo sugiero dosificar el tiempo que la persona está expuesta en información, elegir un programa, un medio de información, no sobre exponerse a tanta información, a tanto número, siguen como si fuesen las elecciones, no nos favorece en nada saber cuántas personas se infectaron en Italia y cuántas murieron».

Javier le dice a su colega «nos estás dando tips para manejarnos en estos tiempos de aislamiento social, para todos y para aquellos que tiene algún tipo de trastorno. Se ve en estos momentos que la gente dispone de más tiempo que el habitual, también uno puede caer en situaciones  en que  no  utiliza el tiempo,  el tiempo transcurre, podes generar problemas con los horarios, no dormir a la hora que tenés que dormir, pasar la noche despierto. Cuál es la recomendación para transitar la cuarentena de la mejor manera posible?»

«Lo que sugiero es seguir el mismo ritmo de vida previo a la cuarentena, hora de cenar  e ir a dormir, poner el despertador. Nosotros tenemos que dormir de noche y estar despiertos de día, en la medida que uno pueda mantener esta rutina de ordenarse, hacer un agenda para el día siguiente aunque la agenda sea ordenas el placar, tener en la mente el día armado. Es importante hacer ejercicio, mantenerse en movimiento. El sedentarismo está demostrado que lleva a decaimiento anímico, por lo contrario estar en movimiento 30 minutos  baja los niveles de ansiedad. Así sea trotar o mover los pies en el mismo lugar durante 30 minutos todos los días baja la ansiedad y mantiene el estado anímico».

Antes de finalizar, el Dr. Pérez Rivera agrega que esto que sucede nos puede llevar a ser mejores personas.»Hay toda una teoría de ampliar el circulo, el  pequeño es uno y nuestra familia nuclear, luego ampliar con nuestra familiares, amigos, en función de lo que es la empatía. La humanidad tiene la oportunidad de hacer una nueva revolución, lo que se llamó la revolución humanitaria  en los siglos XVII y XVIII donde prevaleció. Previamente en la época de la conquista cuando los españoles vinieron y no empatizaron con los nativos, los conquistaron y mataron, así hacían los vikingos, la mayor parte de nuestra historia fue así, luego por el año 1700, 1800 pudieron empatizar con el otro. Empezó siendo como todo en esta vida, desde el egoísmo, ponerse en el lugar del otro para mejorar el comercio, para poder vender las cosas a más personas. Empatizar con el otro es ponerse en su lugar y sentir lo que siente el otro. En este momento se está dando la posibilidad, vemos distintas campañas solidarias. Saber que esta empatía también es egoísta  porque necesito que el otro esté bien para estar yo bien, de esa manera que todos vamos a estar un poco mejor».

» Tenemos que estar bien y tratar de ser mejores todos como sociedad» , con esta frase el Dr. Javier Del Longo concluye la entrevista.