Una proteína de la saliva podría identificar los signos tempranos del Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer, descrita por primera vez por el neurólogo alemán Alois Alzheimer, es una enfermedad física que afecta el cerebro y constituye la principal causa de demencia en todo el mundo. En la Argentina, se estima que 1 de cada 8 adultos mayores de 65 años la padecen, y la cifra alcanza a más de 500 mil personas que lo sufren en total.
Sin embargo, se trata de una patología cubierta de un velo de estigma y desinformación, que a lo único que lleva es a retrasar su diagnóstico. Ahora, un grupo de científicos españoles hallaron una clave para permitir el diagnóstico temprano de esta enfermedad: un descenso en los niveles de lactoferrina salival, una proteína que se encuentra en la saliva, está relacionado con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
Este hallazgo ha sido descubierto por investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas CIBERNED, y del Instituto de Investigación del Hospital Universitario 12 de Octubre en Madrid.
El estudio, publicado en The Lancet, respalda la utilidad de la lactoferrina salival como biomarcador del alzheimer, de incidencia cada vez mayor en países de población envejecida Argentina y muchos países europeos.
El entorno familiar, social y laboral de una persona diagnosticada con la enfermedad del Alzheimer recibe un fuerte impacto, sobre todo ante los cambios que el padecimiento produce, pues a las personas con estas condiciones les toma tiempo realizar tareas simples, olvidan conversaciones o tienen cambios en su comportamiento.
Dirigido por Eva Carro, el trabajo comparó los niveles de la lactoferrina salival con la carga cerebral de beta-amiloide e dos grupos de pacientes, en los que se han incluido a pacientes con diferentes trastornos neurodegenerativos.
Los resultados demostraron que los niveles reducidos de lactoferrina están asociados con el resultado positivo de beta-amiloide en la prueba PET, uno de los principales biomarcadores de alzhéimer y conocido como tal desde hace años.
Los investigadores infieren de esta manera, que un nivel reducido de lactoferrina salival estaría relacionado con el desarrollo de alzhéimer en una fase pre-demencia de la enfermedad, distinguiéndose de otras patologías neurodegenerativas como la demencia. frontotemporal.
Los expertos anticipan que este dato indicaría que los niveles salivales de lactoferrina se reducen significativamente en pacientes con alzhéimer, pero no en pacientes con otros tipos de demencia, lo que sugiere un vínculo específico entre la lactoferrina y el péptido beta-amiloide, presente en enfermos de alzhéimer.
Lo novedoso de esta investigación reside en que por primera vez se evalúa el rendimiento diagnóstico y la especificidad de un biomarcador único basado en la saliva para detectar la enfermedad de Alzheimer en relación con el beta-amiloide. Los resultados del trabajo evidencian que la proteína lactoferrina salival representa una de las primeras líneas de defensa contra los patógenos, y que los niveles bajos de lactoferrina en la saliva podrían responder a una alteración del sistema inmune exacerbando el riesgo de desarrollar alzhéimer.
La investigación del grupo de Carro, abre así un nuevo conjunto de posibilidades de diagnóstico de una enfermedad para la que aún no se dispone de una cura, y que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se calcula que cada tres segundos, alguien en el mundo es diagnosticado con demencia. Según la OMS hay 50 millones de personas que la padecen y entre el 60% y 70% de esos casos corresponden a Alzheimer. Se prevé que para 2050 se triplique esa cantidad.