7 de octubre de 2024

Cómo optimizar el tiempo ante un infarto

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte y discapacidad en nuestro país. Según la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), se producen 100 mil muertes anuales, lo que equivale a 280 argentinos que fallecen por día.

Pero, con algunos conocimientos, todos podríamos contribuir a reducir estos índices.

“Cuando uno activa el sistema de emergencias médicas rápidamente, empieza con los masajes, y tiene un desfibrilador cerca, tiene un 30% más de probabilidades de salvar la vida que si no hace nada de esto”

El primer punto es detectar que la persona está teniendo un problema. Los síntomas del infarto son dolor de pecho, dolor en el dorso, dolor en la parte superior del abdomen, dolor en la mandíbula, dolor en el hombro izquierdo, dificultad para respirar y mareos.

Otra posibilidad es sufrir de muerte súbita, que es la aparición repentina e inesperada de un paro cardíaco en una persona que aparentemente está sana. Se cae desmayada, pierde la conciencia, se desvanece. Y no “avisa”, es decir, no presenta dolor de pecho ni ningún otro síntoma.

Según datos de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), la muerte súbita representa la mitad de las muertes cardiovasculares y el 25% del total de las muertes en adultos. En Argentina, se estima que afecta a 40 mil personas por año.

Paso 1: Llamar a la ambulancia

Uno de los testigos tiene que llamar a la ambulancia, el 911. También se puede acudir a la cobertura médica que tenga el paciente.

Dejar en “manos libres” el celular para escuchar las indicaciones que el operador va dando. Nos puede decir: “arrodíllese”, “ponga una mano sobre la otra”, “colóquela sobre el tórax del paciente”. Así, nos va guiando hasta que llega el servicio de emergencias.

Paso 2: Hacer técnicas de RCP

La Reanimación Cardiopulmonar (RCP) se debe realizar en una persona que no responde (cuando le hablamos o le preguntamos algo), que no tiene pulso, y que no respira con normalidad (o sólo jadea/boquea).

Asegurarse de que esté acostado boca arriba en una superficie plana y rígida, como el suelo. Retirar su ropa para dejar el pecho descubierto.

En el contexto de la enfermedad por coronavirus, se indica proteger nuestra boca y nariz con barbijo o tela de alguna prenda, y luego proteger de la misma forma a la persona que necesita asistencia.

Arrodillarse al costado, de manera perpendicular al cuerpo del paciente. Poner los dos brazos extendidos sobre el centro de su tórax (sobre la mitad inferior del esternón) con las palmas de la mano una arriba de la otra.

Con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comenzar a realizar compresiones de unos 5 centímetros de profundidad. Hacerlas con fuerza, rápidamente, y de forma constante. El ritmo y frecuencia debe ser entre 100 y 120 compresiones por minuto.

“La canción Stayin’ Alive (de los Bee Gees) te va marcando el ritmo de las compresiones. Es importante, porque vos comprimís pero también tenés que dejar que el tórax descomprima, para que se expanda el corazón y vuelva a latir”

Paso 3: Usar un desfibrilador

Hay que usar un Desfibrilador Externo Automático (DEA) tan pronto como sea posible. Suelen están colgados en las paredes, como si fueran matafuegos, en lugares públicos como los shoppings, aeropuertos, o grandes empresas.

Se colocan dos parches en el pecho del paciente. Esos parches, de manera automática, leen el ritmo eléctrico que tiene su corazón. Y si necesita hacer una descarga, la realiza el propio aparato, como si fuera un médico.

Por lo general, la máquina nos va guiando, en voz alta, lo que debemos hacer. Nos va diciendo: “aléjese”, “voy a realizar un choque eléctrico”, “reanude las compresiones cardíacas”, entre otras indicaciones. Hay que continuar con el procedimiento hasta que llegue la ambulancia y se lleve al paciente al hospital.