El yoga reduce hasta un 25% el riesgo de caídas en personas mayores
Los adultos mayores de 60 años que permanecen físicamente inactivos tienen más riesgo de caídas, limitaciones funcionales, discapacidad y problemas mentales. Ya en estudios anteriores, se había comprobado que hacer ejercicio aeróbico, entrenamiento de resistencia progresiva y Tai Chi mejora la movilidad y la calidad de vida de estas personas.
Casi un tercio de las personas mayores de 65 años y más de la mitad de las personas mayores de 80 tienen una caída al menos una vez al año.
Las caídas y las lesiones relacionadas con caídas pueden cambiar la vida y provocar una discapacidad crónica, la admisión a una vida asistida o la muerte. Una caída también puede precipitar el miedo a caer, lo que puede llevar a la restricción de la actividad y, por lo tanto, a la pérdida de condición física. Esto, a su vez, aumenta el riesgo de futuras caídas en un círculo negativo constante.
Las guías clínicas de varios países recomiendan intervenciones multifactoriales para prevenir caídas en personas mayores, con el ejercicio como componente clave.
Una revisión reciente (108 ensayos que involucraron a 23 407 participantes) concluyó que hay pruebas sólidas de que los programas de ejercicio bien diseñados reducen el número de caídas en aproximadamente una cuarta parte entre las personas mayores que viven en la comunidad.
Estos programas también reducen el número de personas que sufren una o más caídas. El ejercicio que involucraba principalmente el equilibrio y el entrenamiento funcional redujo las posibilidades de terminar en el suelo.
El 95% de los participantes que formaron parte del grupo de yoga fueron entrevistados al terminar el programa.
De ellos, el 90 % reportaron haber disfrutado y afirmaron que recomendarían el programa a otra gente.
El 70 % pagó para asistir al próximo curso y 3 personas aseguraron que seguirían haciendo la práctica en casa. Aquellos que decidieron no seguir practicando yoga alegaron que preferían otro tipo de ejercicios. Uno de ellos comentó que las clases le habían resultado demasiado fáciles.
Del total de estas entrevistas, se dedujeron una serie de beneficios a nivel físico, mental y social del programa.
Los físicos más citados fueron: mejora de la capacidad de levantarse de la silla y andar; mejora de la flexibilidad, y disminución del dolor. Asimismo, se habló de los siguientes beneficios psicológicos: disminución del estrés; mejora del estado de ánimo y reducción de la frecuencia de los ataques de pánico. Además, el 72% de la gente indicó que le había gustado la interacción social facilitada por la asistencia a las clases.
De hecho, la mayoría afirmó que uno de los mayores beneficios que había tenido el programa era que les había ayudado a formar nuevas amistades.