7 de octubre de 2024

El adiós al Diez La historia clínica de Diego Maradona

Además de por sus grandes logros futbolísticos y su vida privada, Diego Armando Maradona fue noticia por su salud. En más de una oportunidad, el mundo estuvo pendiente de lo que sucedía con él en un quirófano, una terapia intensiva o un centro de rehabilitación. El último episodio que había logrado superar fue una operación luego de que le diagnosticaran un hematoma subdural. La intervención se había realizado a principios de noviembre en la Clínica Olivos, en Vicente López. Había salido bien y, tras varios días de internación, el Diez se había instalado en el country San Andrés, de Tigre, donde falleció este miércoles cerca de las 12 del mediodía por un paro cardiorrespiratorio.

Hace tres semanas, cuando Maradona entró al quirófano, mucho se habló de los síntomas del famoso hematoma subdural, “una acumulación de sangre entre las capas de las meninges que protegen el cerebro”, según explica a Clarín el médico neurólogo Alejandro Andersson, director del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA).

Entre las señales de alerta que derivan en este diagnóstico pueden presentarse dolor de cabeza, somnolencia, dificultad para caminar y para hablar, disminución de la memoria. “También se puede confundir con un bajón anímico”, sostiene Andersson. Varios de estos síntomas se habían despertado en Maradona por lo que, tras estudios de diagnóstico por imágenes, uno de sus médicos, Leopoldo Luque, indicó la intervención.

Si bien la operación, que se basaba en drenar esa acumulación de sangre, resultó exitosa, nunca estuvo claro cuáles de los síntomas que había experimentado Diego habían tenido que ver con el hematoma y cuáles con patologías previas que él ya padecía, entre las que se destacan problemas cardiovasculares y de sobrepeso.

Durante el posoperatorio, Luque sumó otro elemento: dijo que Maradona había presentado “un cuadro de abstinencia” por lo que se decidió dejarlo internado más de lo esperado y de lo que, según había trascendido, Diego quería. Alfredo Cahe, médico histórico del Diez, también se refirió a la salud del ex futbolista y confirmó que la abstinencia estaba relacionada con «el alcohol y los psicofármacos».

«El alcohol es una droga», respondió luego de que le consultaran si Maradona había reemplazado su adicción a la cocaína por la bebida.

Finalmente, Cahe intentó dar una aproximación sobre las causas que generaron el hematoma subdural. Según el médico, habría tenido que ver con «algo crónico, que se venía constituyendo, no algo agudo producto de un golpe» con efectos que «fueron incidiendo en el estado de Diego».

Según Andersson, «el consumo de alcohol en grandes cantidades y por tiempo prolongado así como el de aspirina y anticoagulantes son considerados factores de riesgo para el desarrollo de este tipo de lesiones». La edad avanzada es otro aspecto determinante, según el especialista.

No fue la primera vez que Diego estuvo complicado de salud. En enero de 2000, tuvo que ser internado de urgencia en Punta Del Este, Uruguay. «Tenía una crisis hipertensiva y una arritmia ventricular. Además, dejaba de respirar durante lapsos de cinco o seis segundos. Estaba muy grave en serio», compartió Jorge Romero, el médico que lo atendió en aquel momento.

A los dos días, medios nacionales e internacionales hablaban de que esa crisis hipertensiva había sido consecuencia de una sobredosis y que «el primer análisis de sangre y orina confirmaba la presencia en su cuerpo de clorhidrato de cocaína”. A la semana, Maradona decidía instalarse en una clínica de rehabilitación en La Habana, Cuba, para tratar su adicción.
En abril de 2004, se volvió a poner el foco en la salud del Diez luego de que lo internaran en la Clínica y Maternidad Suizo Argentina de Capital por «una crisis hipertensiva en un cuadro de miocardiopatía dilatada y posterior hipotensión arterial, que necesitó medicación y apoyo hemodinámico», según el detalle del parte médico.

Llegó a estar conectado a un respirador artificial. En septiembre de ese mismo año, regresó a La Habana para desintoxicarse.


Su idas y vueltas con las drogas venían de mucho tiempo atrás. En marzo de 1991, jugando para el Nápoles dio positivo por cocaína en un control tras un partido de la Liga Italiana ante el Bari. Por esa razón fue inhabilitado 15 meses por la Federación italiana.

En junio de 1994, en el Mundial de Estados Unidos dio positivo por efedrina tras el partido frente a Nigeria por lo que fue sancionado con 15 meses de suspensión. Dos años más tarde, se internó por 10 días en una clínica de Suiza para rehabilitarse. En agosto de 1997 dio positivo por tercera vez en su carrera en un control antidoping.

El sobrepeso y la obesidad fue otro de los trastornos contra los que luchó Maradona. En marzo de 2005 se realizó en Cartagena, Colombia, un bypass gástrico con el que logró bajar 45 kilos en un año (pasó de pesar 120 a 75).

Dos años más tarde, volvió a ser internado. Esta vez en el Sanatorio Güemes de Buenos Aires. El diagnóstico fue una “hepatitis tóxica aguda”. Esta vez, habría sido consecuencia del consumo de alcohol. Un mes más tarde, fue internado en la Clínica Psiquiátrica Avril desde donde tuvieron que salir a desmentir la muerte del Diez, tras un fuerte rumor.

En 2010, lo operaron en la Clínica Los Arcos de Capital tras ser mordido en la cara por uno de sus perros. Dos años más tarde, en Dubai, fue intervenido por cálculos renales. En 2015, se sometió en Venezuela a un “ajuste” de su bypass gástrico.

En noviembre de 2017, otra vez en Dubai, fue intervenido del hombro izquierdo y en julio de 2019, se operó de la rodilla derecha en Buenos Aires.

Su última aparición pública, en la cancha de Gimnasia el 30 de octubre, día de su cumpleaños N° 60, generó gran preocupación y volvió a poner en agenda la salud de Maradona. Sin embargo, el hallazgo del hematoma subdural y la exitosa operación hicieron pensar que se trataba de “un susto más”. No fue así.