6 de diciembre de 2024

Lindolfo Monzón, el primer farmacéutico diplomado que se instaló en Posadas

Actualmente encontramos farmacias en cada barrio de Posadas, hay muchas, sobre todo en las zonas más céntricas. Pero cuál fue la primera y en qué año comenzó?

La farmacéutica Nilda Brañas de Poujade, en su nota de esta semana, nos cuenta la historia con muchos detalles interesantes.

 

Desde Corrientes a Buenos Aires

En una pequeña localidad de Corrientes llamada San Lorenzo, nacía el 9 de mayo de 1.872, Lindolfo Monzón. Su padre, propietario de un pequeño campo, inculcó en su hijo Monzón, sanos y básicos principios morales.

 

Sus estudios

El joven se trasladó a la capital de la provincia de Corrientes con el fin de cursar estudios primarios y secundarios en virtud de la enorme atracción que sentía por la cultura y la ciencia. Luego de obtener el  título de Bachiller en Ciencias y Letras, viajó a la Capital Federal con el objeto de ingresar a la entonces Escuela de Farmacia, la que por aquella época pertenecía a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires.

El día 20 de junio de 1.896, obtiene el diploma de Farmacéutico.   Debido a su excelente trayectoria universitaria, un tiempo más tarde le fue posible ingresar al Ejército Argentino donde, dentro del Colegio Militar de la Nación, ejerció su profesión durante algunos años.

Es importante destacar que después de finalizar su carrera de Farmacia y mientras duró su permanencia en el Colegio Militar, resolvió este inquieto joven estudiar medicina, disciplina que continuó  por tres años consecutivos, al cabo de los cuales decidió abandonarla con la intención de instalar su propia farmacia en la ciudad de Mercedes, provincia de Buenos Aires.

 

Un cambio de planes

Con tal motivo regresó a su tierra natal para despedirse de sus familiares y comunicarles su decisión pero al llegar a Corrientes se encontró con varios amigos que lo convencieron sobre la conveniencia de instalarse en la promisoria ciudad de Posadas ya que por aquel entonces esta comunidad carecía de farmacéuticos diplomados. Únicamente se contaba con una botica, propiedad del español Don Ramón Miño que era idóneo pero que se caracterizaba por trabajar con pocas drogas convencionales , muchas hierbas, sesiones de espiritismo y prácticas poco recomendables.

Un buen día y sin dejar rastro alguno, Miño abandonó la ciudad por lo que todas sus pertenencias fueron a remate .Por este motivo fue que  Diógenes Lotero (alto funcionario de la Aduana local) conocedor de este suceso, instó a Monzón a adquirir la botica que había pertenecido a Miño.

 

Farmacia del Pueblo

Originalmente la botica estaba situada en la esquina de Buenos Aires y Sarmiento ( calle que por entonces se llamaba San Juan), pero luego el nuevo propietario adquirió el terreno situado en la esquina de enfrente donde construyó el local que ocuparía hasta el día de su fallecimiento.  Actualmente en ese lugar se encuentra una afamada pizzería posadeña. Aún hoy, en ese edificio que permanece intacto, se puede leer por sobre la enorme puerta de dos hojas lo siguiente: Farmacia del Pueblo.

Corría el año 1908 cuando Monzón solicitó la correspondiente autorización ante el entonces llamado Departamento Nacional de Higiene, a fin de establecerse definitivamente y cumplir la normativa que en aquel tiempo requería la mencionada repartición. Al mismo tiempo se puso en contacto con las principales droguerías porteñas y alemanas para adquirir las drogas necesarias a fin de ejercer la profesión con eficacia y responsabilidad.

La oficina de farmacia contaba con un salón de ventas muy amplio, un escritorio, un depósito y un laboratorio. En este último se elaboraban las fórmulas magistrales prescriptas por los facultativos y también se llevaban a cabo análisis clínicos para lo cual se contaba con un moderno instrumental  y un microscopio, todo ello proveniente de Alemania. Cabe destacar que en una oportunidad, el Dr.Barreyro pudo salvar la vida un paciente terminal gracias al asesoramiento de Monzón que le sugirió un nuevo medicamento llamado Neosalvarsán.

 

EL PERFIL INTELECTUAL Y HUMANITARIO DE MONZÓN

Este singular hombre de íntegra y recia personalidad fue un auténtico intelectual que supo atraer  a las más reconocidas figuras del Posadas del ayer, convirtiendo su farmacia en un genuino reducto de destacados ciudadanos. Ocupó cargos relevantes en la Administración Pública, ya que fue presidente de la Biblioteca Popular y presidente del Concejo Municipal en tres oportunidades diferentes.

Durante la trágica epidemia de influenza desatada en nuestra ciudad en 1918, Monzón colaboró activa y esforzadamente con los doctores Parola, Agüero y Pomar. También le cupo a este profesional cabal y responsable una destacada y humanitaria labor durante la inolvidable catástrofe ciclónica que arrasó a la vecina ciudad de Encarnación, suceso que  lo impulsó a convertir su residencia familiar en un verdadero hospital de campaña.

Formó su familia con Dña. Manuela Doronzoro y su hogar fue bendecido con la llegada de cinco hijos.

Después de cincuenta años de proficua labor, su organismo acusó síntomas de cáncer de páncreas que él mismo diagnosticó. Falleció a los setenta y cinco años de edad, el veintiocho de julio de 1.947 ante la consternación y las  unánimes muestras de pesar manifestadas por  todo el pueblo posadeño.