El rol del psicólogo en la fertilización asistida
Fertilización asistida se denomina a los procedimientos médicos que se realizan para lograr un embarazo, en los casos que por diversos motivos resulta dificultoso. Existen tratamientos de alta y de baja complejidad. En nuestro país la Ley 26.862 establece la atención gratuita para estos casos.
La atención médica para la fertilización está a cargo de ginecólogos junto con equipos multidisciplinarios.
En Consulta sin Turno quisimos saber sobre los aspectos psicológicos de la fertilidad.
Para ello entrevistamos a Elizabeth Ormart, Dra. en Psicología especializada en Bioética y en Psicología Clínica, presidenta del Capítulo Sexualidad y Reproducción de la Sociedad Argentina de Salud Mental y profesora en la Universidad de Buenos Aires de la cátedra de Psicología Ética. Además integra e interviene en numerosos grupos donde se dictar cursos sobre fertilidad asistida.
«La realidad es que las técnicas hay que pensarlas por un lado a nivel mundial y por otro lado a nivel Argentina. No hay otros países que tienen mucha más trayectoria en estos temas y por lo general el psicólogo se incorpora al equipo interdisciplinario en los centros reproductivos. Algunos forman parte del centro de reproductivo y trabajan de una manera mucho más integral. Por ejemplo en las consultas con el ginecólogo, la pareja tiene una entrevista con el psicólogo para hablar de lo que les preocupa. Las guías internacionales de buenas prácticas recomiendan un trabajo integrado interdisciplinario de abordaje. Toda intervención sobre el cuerpo de las personas genera fantasías, miedos, ansiedad. Se estudia el impacto emocional».
Una situación es por ejemplo el momento en donde esperan para saber si está embarazada la mujer. Esa ansiedad dificulta muchas veces la anidación. Se recomienda un acompañamiento de las personas en ese momento.
La Dra. menciona que también por la cultura en la que vivimos hay una visión de la mujer como madre muy arraigada, que hace que muchas veces se la identifique con ser madre y el hecho de no poder acceder a la maternidad genera un impacto en la propia identidad.
Las nuevas generaciones, están deconstruyendo bastante esas representaciones sociales, religiosas inclusive.
Igual es un tema que no cambia rápidamente el imaginario colectivo.
La imposibilidad de acceder a la maternidad es un impacto muy grande. Se naturaliza la idea de ser madre y después aparece la dificultad. Ese impacto y esa crisis hay que acompañarlas.
«Recurrir a los tratamientos reproductivos lleva a situaciones de duelo por la pérdida de embarazo sucesivos. Es importante poder tramitar esas pérdidas. Las relaciones familiares y sociales también se ven trastocadas por las dificultades reproductivas. Hay parejas que acompañan a la mujer, que están como más involucradas y se sienten más de cerca de la frustración en los intentos.
El cuerpo femenino es el que se utiliza para poder realizar los tratamientos reproductivos. Esto impacta inclusive los hijos por venir. Muchas personas, después de años de tratamiento, se encuentran con que van a necesitar recurrir a donación de gametos. Esto lleva a bebés que son concebidos con material genético de un tercero anónimo. La pareja no sabe cómo afrontarlos muchas veces, aparecen culpas y recriminaciones en algunos casos. Esto aparece después sintomáticamente en conductas de los chicos que dan cuenta de algo que está oculto. Por ejemplo de un nene que tenía problemas en la escuela, había nacido por donación de semen y cuando la psicóloga lo atiende, se encuentra con que el papá no se sentía padre, sentía que el papá era otro. El nene tenía dificultad para vincularse con los otros. A partir de la intervención de la psicóloga, se pudo empezar a hablar».
Es un derecho también de los chicos poder saber que parte de su material genético fue donado, no va en desmedro de las funciones parentales, al contrario, es parte de dar a ese niño un lugar en la familia.
Estamos hablando de una familia en principio, de papá y mamá. También hay hombres y mujeres solos que deciden tener hijos, parejas homosexuales. Qué sucede en estos casos?
«Distintas investigaciones muestran que las parejas heterosexuales tienden más a ocultar el origen de los chicos que las parejas homosexuales o las mujeres solas, por motivos obvios. En algún momento los chicos preguntan por qué otros chicos tienen papá y mamá, y ellos tiene solo mamá o solo papá. Cada persona también atraviesa la historia personal desde sus propias experiencias: de ser hijo, de vivir este en una familia determinada.»
El índice de infertilidad a nivel mundial que va creciendo. Es más frecuente que las personas tengan problemas de infertilidad, que las mujeres posterguen la edad de la maternidad con lo cual aparece más dificultades reproductivas.
En el campo de la de la genética, para personas que tienen antecedente de determinada enfermedad también se recomienda el uso de las técnicas porque se hace un diagnóstico preimplantatorio del embrión para ver si posee alteración genética entonces también hay personas que van a las técnicas por esta recomendación médica.
Hablando de los embriones, en cuanto a elección del tipo de hijo que se quiere tener, está la elección de las características físicas, desde el color de pelo, de ojos. De acuerdo también al presupuestos que se dispone. Eso modifica el aspecto la intencionalidad de ser padre o madre?
«Por un lado la cuestión de la selección de los embriones. Puede tener motivos médicos vinculados a enfermedades genéticas o puede ser por motivos sociales. La elección del sexo del bebé o de algunos rasgos fenotípicos. Eso no está tan instalado en nuestro país. El criterio médico de selección fenotípica es para que se parezcan los donantes a los receptores, para una similitud física».
«Los criterios de selección de un hijo, desde el punto de vista psicológico tiene que ver con las expectativas ideales para nuestros hijos. Los pensamos y concebimos antes de darlos a luz. En nuestra fantasía y parte del proceso de ser padre o ser madre tiene que ver con aceptar que sus hijos no son lo que uno idealizó. Muchas cuestiones de índole psicológica tal vez no resueltas en la propia historia se pueden depositar en esos hijos futuros».
Y en las familias, siempre se reciben bien a esos niños?
«Recuerdo una paciente que me decía que no le quería revelar a sus padres que ese hijo había sido concebido con material genético de un tercero, porque no lo iban a querer porque no es un nieto. Tiene que ver también con una representación social muy arraigada, que es la cuestión de la sangre y que no está totalmente tampoco eliminado del imaginario social. A nivel de la sociedad también hay que trabajarlo. Los chicos adoptivos estarían en la misma situación, por no tener los genes. Las funciones de padre y madre son funciones simbólicas psicológicas que se construyen.
La realidad en Argentina es que no hay tantos psicólogos que estén formados en este ámbito. Lo ideal es un trabajo interdisciplinario.
Y qué pasa con los embriones que no se utilizaron?
«Desde el punto de vista médico, justamente para poder hacer las técnicas, no son considerados personas. Cada persona le da al embrión un estatuto muy singular y muy único. Es diferente. Para algunas personas son hijos en estado de espera. Cuando no se utilizan, a veces se hacen rituales funerarios para poder tratar de tramitar esa pérdida. Otros los preservan en el centro reproductivo durante años. Más allá de la dimensión psicológica, está la parte legal que falta ser regulada. En cuanto al trabajo que nosotros hacemos, ha sido importantísima la aproximación desde lo psicológico, uno nunca lo menciona. Siempre estamos con los médicos. Tratamos de concientizar socialmente la importancia de este rol del psicólogo. Difundimos lo que hacemos realizamos cursos durante todo el año».