20 de septiembre de 2024

La consulta al flebólogo

Cuando las piernas pesan, se hinchan los tobillos, aparecen «arañitas», o cuando el dolor se vuelve molesto, comienza la búsqueda del flebólogo.

Preguntamos a la Dra. María Elena López Forastier, médica flebóloga, los motivos por los que se llega a la consulta.

 

«Me vienen a ver por los miedos con respecto a la circulación. Básicamente son tres cosas: la circulación puede ser un problema arterial, un problema venoso o un problema linfático.

Cuando es arterial se afectan las arterias de todo el cuerpo y tiene relación con factores de riesgo como la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial, el tabaquismo y la hipercolesterolemia. Con el tiempo se van haciendo depósitos de colesterol, se van ocluyendo y tapando las arterias, no llega el oxígeno de forma adecuada. Cómo se manifiesta esto clínicamente? me doy cuenta que tengo un problema de arterias en las piernas».

La Dra. describe unan situación muy clara que sucede. «Aparece lo que se llama técnicamente claudicación intermitente, que es el famoso mirador de vidrieras. Un paciente que tiene todos estos antecedentes o algunos de ellos, camina dos cuadras y tiene que parar por un dolor intenso en el gemelo, o de la rodilla para abajo. El especialista adecuado es el cirujano cardiovascular que dará el tratamiento inicial. Hay que caminar y hacer ejercicio porque genera algo que se llama circulación colateral.

Por más que se tapen las arterias principales, es un paciente que puede ser diabético, hipertenso y tener absolutamente todos los factores de riesgo».

 

 La función del flebólogo

«Como flébologa, puedo orientar al paciente, saber si su problema circulatorio es venoso linfático o arterial, es elemental. También se mezcla a veces. Hay pacientes que tienen trastornos mixtos, es decir patología arterial y patología venosa. Tienen las varices, pero el dolor no es por eso sino por la arteriopatía periférica, o tiene la artrosis de cadera o la artrosis en la columna lumbar».

La Dra. explica que ella habla mucho con el paciente y lo revisa. El tercer elemento básico es el ecoddopler. «Con toda la orientación por el interrogatorio, el estudio me orienta. Voy con un diagnóstico un poco más certero y puedo decirle que no tiene nada circulatorio, que tiene que ir a un traumatólogo por ejemplo. O que se le hinchan las piernas por el calor y toda la vida se le hincharon, también los tobillos retiene líquidos. Indico cómo calmar parte del dolor. Además no es privativo de la edad, no te duele por ser viejo. Tengo pacientes jóvenes de 20 años que he operado de las varices».

Algunas patologías están relacionadas con la edad, otras con los trastornos degenerativos. Casos de gente joven que ha tenido un traumatismo en la infancia, un accidente y tiene una secuela. Por otro lado, el edema que tiene un deportista que tiene un desgarro muscular, le queda un edema persistente en el tobillo.

«Las consecuencias no son porque toda la vida trabajó. Si no existe la predisposición genética, no le va a pasar absolutamente nada, esos son mitos. Estar mucho tiempo parado genera dolor, cansancio y pesadez, pero no salen varices por eso. En cuanto a las mujeres, algunas han tenido seis embarazos y no tienen varices, mientras que a otras antes de los 20 años ya le aparecen, azules, con forma de arañitas. Ayer vi una chica de 14 años con una varice incipiente. Qué se debe hacer? Nada hasta que no termine su desarrollo».

Dentro de todo el espectro de la patología varicosa, existen las arañitas, los trayectos varicosos gruesos, la insuficiencia de grandes ejes venosos. Las várices gruesas son de tratamiento quirúrgico. Hay otros modernas con productos, pero el quirúrgico sigue siendo el doble estándar, con distintas técnicas. Está el convencional, el que se hace con láser. Los pacientes con várices que tienen carga genética hereditaria, si no se tratan, van a progresar con complicaciones. Ese trastorno que genera el drenaje de los líquidos en la pierna por el mal funcionamiento de las válvulas venosas del sistema venoso superficial, lleva a que la pierna se hinche más de lo habitual, se forme un edema crónico y persistente, que va llevando trastornos en la piel como eczemas.

Las descripciones de la Dra. López Forastier ayudan a comprender y estar atentos. «Las infecciones que van progresando en el período agudo y subagudo son muy molestas. Luego se convierten en una mancha amarronada que se ve en la pierna, por encima del tobillo. Ese tobillo se vuelve más delgado y el paciente cree que mejoró, pero no es así, perdió todo el tejido graso por la inflamación crónica y persistente. Es necesario cuidarlo más que nunca porque ahí es donde se hacen las heridas, donde aparecen las famosas úlceras, que después son de difícil tratamiento. Todo eso puede pasarle un paciente varicoso.

 

En otras épocas se llegaba a la amputación ahora no. Si el paciente consulta, se trata de forma adecuada para prevenir las lesiones. Es un tratamiento para toda la vida, es crónico.

Así como las mujeres van al ginecólogo toda la vida, las personas con esta patología tienen que ir al flebólogo a controlarse dos o tres años porque esto lo va a acompañar toda su vida. No tiene cura, pero sí tiene tratamientos que ayudan a mejorar la situación y a prevenir las complicaciones.

Sin dudas hay que consultar. Por dolor de piernas, por várices, por trombosis.

«Me tomo mucho tiempo con el paciente para saber qué problema tiene. Luego lo derivo si no es mi especialidad. Mi mayor consulta es porque vienen cada vez que le duelen las piernas, cada vez que les pasa algo raro en las piernas y está bien que así sea».

 

La Dra. María Elena López Forastier atiende en Predigma.