6 de diciembre de 2024

El paludismo es una enfermedad prevenible y curable. Sin embargo, sin un diagnóstico rápido y un tratamiento eficaz, un caso de paludismo no complicado puede evolucionar a una forma grave de la enfermedad, que a menudo es mortal si no se trata.

No es contagioso y no puede transmitirse de una persona a otra; la enfermedad se transmite por la picadura de mosquitos Anopheles hembra. Cinco especies de parásitos pueden provocar paludismo en el ser humano, dos de las cuales, Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax, constituyen la mayor amenaza. Existen más de 400 especies diferentes de mosquitos Anopheles y alrededor de 40 de ellas, denominadas especies vectoras, pueden transmitir la enfermedad.

El riesgo de infección es mayor en algunas zonas que en otras, en función de múltiples factores, entre ellos el tipo de mosquitos locales. También puede variar según la estación, siendo el riesgo más alto durante la temporada de lluvias en los países tropicales.

Cada 25 de abril se celebra el Día Mundial del Paludismo con el objetivo de poner de relieve la necesidad de invertir continuamente en la prevención y el control de la enfermedad de la malaria.

 

¿Cuáles son los síntomas y cómo se diagnostica?

Los primeros síntomas del paludismo suelen darse entre 10 y 15 días después de la picadura de un mosquito infectado. Por lo general se tiene fiebre, dolor de cabeza y escalofríos, aunque estos síntomas pueden ser leves y es difícil atribuirlos al paludismo. En las zonas con paludismo endémico, las personas que han desarrollado una inmunidad parcial pueden infectarse pero no experimentar síntomas (infecciones asintomáticas).

La OMS recomienda un diagnóstico rápido de los presuntos casos de paludismo. Si el paludismo por Plasmodium falciparum no se trata dentro de las primeras 24 horas, la infección puede progresar a una forma grave, o incluso mortal. En adultos, el paludismo grave puede provocar una insuficiencia multiorgánica, mientras que en los niños a menudo se manifiesta en forma de anemia grave, dificultad respiratoria o paludismo cerebral. El paludismo humano provocado por otras especies de Plasmodium puede causar una forma grave, y potencialmente mortal, de la enfermedad.

El paludismo se puede diagnosticar mediante pruebas que detectan la presencia de los parásitos causantes de la enfermedad. Existen dos tipos principales de pruebas: examen microscópico de frotis de sangre y pruebas de diagnóstico rápido. Las pruebas de diagnóstico permiten a los profesionales de la salud distinguir el paludismo de otras causas de enfermedades febriles, lo que facilita la administración del tratamiento adecuado.