30 de mayo de 2023

La salud en mayo de 1810

Cuando se habla de la salud en mayo de 1810, en la zona del Río de la Plata, la información en general se remite a la presencia de enfermedades como fiebres de todo tipo, reumatismo, pulmonía, tisis, disentería, sarampión, tétano en los recién nacidos por la infección del cordón umbilical y la tan temida viruela.

La ciudad tenía alrededor de 40 mil habitantes y fue víctima de tres epidemias históricas: en 1805 de viruela, de sarampión en 1809 y de disentería entre 1810 y 1812.

Los chicos sufrían las epidemias de anginas, tos convulsa y sarampión. Se llegó a permitir bautizar a los niños con agua tibia porque la fría les hacía mal a la salud.

La propagación se daba por las condiciones sanitarias, los deshechos y los miasmas. También por la falta de higiene en los hogares donde no había cloacas y se usaban letrinas.


La medicación obviamente era muy distinta. Partamos de la base que no existían los antibióticos, tampoco la anestesia y el concepto de la antisepsia.

Ungüentos y sangrías eran muy usados.

La idea de que las enfermedades son causadas por gérmenes es un concepto muy posterior, ya que los descubrimientos de Luis Pasteur datan de 1870, pero las que hoy conocemos como infecciones eran asociadas a causas que tenían que ver con la teoría médica de la época.

En 1614 se inauguró en Buenos Aires el primer hospital con el nombre de San Martín de Tours, en honor al patrono de la ciudad . Estaba destinado a atender a marineros y esclavos.

Los médicos jesuitas, desde 1610 hasta 1767, año en que fueron expulsados, recopilaban conocimientos médicos europeos y autóctonos, en especial de los guaraníes y practicaron la internación domiciliaria.

En 1779 se inauguró la Casa de Niños Expósitos, destinado a socorrer niños abandonados.

 

Protomedicato del Río de la Plata


Como había muy pocos médicos, en cierto momento se permitió el ejercicio de la medicina a curanderos y sanadores. En 1780, para controlar la situación de un exceso de licencias otorgadas, el virrey Vértiz creó y puso en funcionamiento el Protomedicato, una institución  destinada a atender la salud pública, regular el ejercicio profesional de la medicina y  dictar disposiciones relativas a la higiene en los ámbitos urbanos.

Era un cuerpo técnico encargado de vigilar el ejercicio del arte de curar, así como de ejercer una función docente y atender a la formación de profesionales.