6 de diciembre de 2024

Síndrome Urémico Hemolítico

Con el objetivo de generar conciencia  y la forma de prevenirlo, la Ley 26926 estableció el 19 de agosto como Día Nacional de Lucha contra el Síndrome Hurémico Hemolítico. La fecha elegida es en homenaje al nacimiento del Dr. Carlos Gianantonio, médico y científico argentino que investigó sobre esta enfermedad.

El SUH constituye la principal causa pediátrica de insuficiencia renal aguda y la segunda de insuficiencia renal crónica. Según información del Ministerio de Salud de la Nación, esta enfermedad es responsable del 20% de los transplantes de riñón en niños y adolescentes.

Es una enfermedad endémica en nuestro país con aproximadamente 400 a 500 casos nuevos cada año.

Es más frecuente en primavera y verano, pero puede haber casos durante todo el año. La principal causa está asociada a la diarrea por Escherichia coli productora de toxina Shiga.

Afecta principalmente a menores de 5 años, pero puede afectar niños mayores.

Si bien aún no hay un tratamiento específico, es importante la hidratación correcta durante el periodo de diarrea y la consulta precoz para tratar las consecuencias de la enfermedad:  principalmente la anemia, la insuficiencia renal y el compromiso neurológico.

La prevención es nuestra estrategia fundamental para evitar la aparición de esta enfermedad

El ganado vacuno es el principal reservorio de Escherichia coli productor de toxina Shiga, aunque también se ha identificado en cerdos, ciervos, ovejas y cabras y en algunos animales domésticos como perros y gatos.

Se transmite por ingestión de alimentos o aguas contaminadas, de persona a persona (hay muchas personas sin síntomas que igual contagian) contaminación cruzada y por contacto con el medio ambiente, ya que la bacteria puede sobrevivir meses en el estiércol.

El contacto directo con animales debe ser con precaución y hay que tener en cuenta circunstancias como las visitas a granjas, frecuentes en edad pre escolar y escolar.

Los alimentos con mayor riesgo de portar esta bacteria son la carne, los vegetales frescos (hortalizas) y los lácteos. Para evitar la contaminación se debe cocinar bien la carne hasta la desaparición de jugos rosados, lavar con agua segura los vegetales que se consumen crudos –como la lechuga y el repollo– y se debe evitar el consumo de leche sin pasteurización o productos elaborados con leche sin pasteurizar.

La carne picada es uno de los productos de mayor riesgo porque   la bacteria pasa de la superficie de la carne al interior de la misma cuando es picada, donde es más difícil que durante la cocción alcance la temperatura adecuada.

La prevención es fundamental en:

  1. El momento de adquirir los alimentos: para evitar perder la cadena de frio adquirir lácteos y carnes al final de la compra y optimizar el tiempo que transcurre entre la compra y el guardado de los alimentos frescos en la heladera.
  2. Guardado adecuado en la heladera: las carnes deben guardarse en los estantes inferiores, para evitar que los jugos se derramen sobre otros alimentos. Separar los alimentos crudos y cocidos en recipientes diferentes para evitar la contaminación cruzada.
  3. Descongelado adecuado: evitar descongelar las carnes en la mesada. Dado que la superficie de la carne es donde se encuentran las bacterias y que es la primera en descongelarse, cuando se descongele todo el trozo, la contaminación será muy grande. Tampoco es adecuado descongelar bajo el chorro de agua caliente. Se recomienda descongelar en la heladera o bajo chorro de agua fría.
  4. Procesamiento: lavarse las manos siempre antes de tocar cualquier alimento. Lavar adecuadamente frutas y verduras; si no hay agua potable colocar dos gotas de lavandina por litro de agua y dejar reposar 20 minutos. Utilizar tablas y cuchillos diferentes para alimentos crudos y cocidos. Cocinar a temperatura mayor a 71 °C. Respetar la cadena de frio de los alimentos.
  5. Fomentar el lavado frecuente de las manos con jabón y el uso de solución desinfectante, en especial luego del cambio de pañales, del uso de sanitarios y antes de preparar alimentos o de ingerirlos. El lavado de las tablas utilizadas en la cocina debería realizarse con agua y lavandina para eliminar las bacterias.
  6. Evitar fuentes de contagio dentro del hogar: eliminar los pañales y excrementos humanos de manera que no permita la diseminación de las bacterias. En caso de haber asistido a lugares rurales o si se trabaja en sitios con animales, separar y desinfectar la ropa y el calzado que pudieran estar contaminados con materia fecal. Se debe evitar nadar en aguas que pudieran estar contaminadas (lagos, arroyos) y asegurar la adecuada cloración de las piletas. Evitar que niños con diarrea se bañen con otros niños.                 Fuentes: SENASA, Sociedad Argentina de Pediatría