Los murciélagos tan necesarios en el ambiente
Encontramos cada vez más murciélagos en zonas urbanas, habitando en techos, huecos de árboles, en sitios más oscuros o protegidos de las casas. Y en general el murciélago produce miedo o asco, es así.
Durante las jornadas Mujeres Tierra Roja que se desarrollaron este fin de semana en Posadas, tuvimos la oportunidad de escuchar la disertación de Gloria González de Weston quien llegó desde Asunción, Paraguay, para hablar sobre del Programa de Conservación de Murciélagos en Paraguay, «Transformando Desafíos en Oportunidades» . Ella es bióloga, magister en Ecología y se desempeña como docente investigadora en la Universidad Nacional de Asunción.
Por qué comenzaste a estudiar a los murciélagos?
Su resiliencia, esa capacidad de reponerse a lo catastrófico y la importancia de los murciélagos en el ecosistema fue lo que me atrapó completamente.
Al principio me sentía muy sola hasta que luego empecé a avanzar en mis estudios, a conocer gente, mujeres principalmente, que se dedican a esta área. La belleza es tan subjetiva por una parte y porque nosotros tenemos ciertos conceptos y también mucha desinformación.
El problema de los murciélagos en áreas urbanas se advierte cada vez más. Por ejemplo destruyen el mobiliario. Cómo podemos hacer ?
Primero ofrecer soluciones para poder coexistir y cuando la coexistencia no es posible, cómo poder excluir sin que eso termine con la muerte de todos estos animales que cumplen una función importante para el equilibrio, para la salud de nuestro medioambiente.
Más allá del daño que nos puedan producir, los necesitamos?
Tienen que estar en nuestro ambiente porque ellos participan en la dispersión de las semillas. Nosotros destruimos los bosques pero son ellos los que al dispersar las semillas regeneran los bosques. Nosotros talamos, ellos reponen con nuevos árboles.
Existen diferentes tipos de plantas, tipos de animales y todos ellos interactúan. Si nosotros eliminamos a uno de ellos, se produce un montón de desequilibrio que luego se vuelve contra nosotros. La famosa frase, la naturaleza no es que se venga del ser humano, es que nosotros intervenimos en las diferentes interacciones y la naturaleza trata de buscar el equilibrio.
Eliminamos en la ciudad muchos los árboles que son refugios…
Ahora hay cada vez más murciélagos en zonas urbanas porque no están los árboles que les sirven a ellos. Es así de sencillo. La oportunidad de tener un lugar para el cuidado de las crías, temperaturas estables, lugares oscuros donde ellos puedan descansar.
Y nuestra salud con respecto al murciélago, tenemos algún riego?
Ellos son mamíferos al igual que nosotros. Compartimos ciertas enfermedades, pero ahí va lo fundamental. Cuando nosotros desbalanceamos su entorno, los estresamos. Nosotros cuando bajamos las defensas, por lo general nos enfermamos. Le pasa lo mismo a los murciélagos.
Baja su sistema inmune y contraen ciertas enfermedades. Surge lo que se conoce como enfermedades emergentes que no son solamente causadas por la interacción con los murciélagos, sino con la vida silvestre. Nosotros cada vez ocupamos más espacio, le dejamos a ellos sin espacios y se ven forzados a vivir entre nosotros. Empezamos a interactuar con animales y plantas que antes nosotros no interactuamos y eso va a hacer que entremos en un terreno desconocido. El ejemplo más claro es la pandemia que tuvimos.
Y cómo hacemos?
Si ellos están donde deben estar, si tienen sus refugios naturales, si nosotros proveemos en todo caso de esos refugios artificiales, le proveemos alguna alternativa, es posible la coexistencia.
En espacios cerrados se acumula el guano que es totalmente insalubre pero estamos hablando de excesos. Pero mientras estamos conviviendo, si tenemos árboles de mango en nuestras casas y está lleno de murciélagos no pasa nada, ellos forman parte.
Es como con la comadreja, otro animal que despierta repulsión en las personas pero realizando actividades que permiten el equilibrio de nuestro entorno, siempre que respetemos sus espacios.
Para finalizar, nos cuenta Gloria González que los murciélagos se asustan más con nosotros que nosotros con ellos. Aceptamos como forma de alivio por si los encontramos.