«Genes saltarines» pueden ser clave para frenar el envejecimiento

Hace casi un siglo, la científica Barbara McClintock desveló un misterio que cambió nuestra comprensión de los genes: descubrió que el ADN no es una cadena fija, sino que contiene fragmentos que pueden saltar de un lugar a otro, conocidos como «genes saltarines» o transposones.
Estos elementos, a pesar de ser identificados en la década de 1920, no recibieron la atención merecida hasta décadas después, cuando McClintock fue galardonada con el Nobel de Medicina en 1983. Ahora, científicos de la Universidad Eötvös Loránd de Hungría han revelado cómo estos «genes saltarines» influyen en el envejecimiento y cómo podrían ser clave para frenarlo.
¿Qué son los «genes saltarines»?
Los transposones son fragmentos del ADN con la capacidad de moverse a nuevas ubicaciones en el genoma, pudiendo alterar el funcionamiento de otros genes. Aunque algunos son inactivos, los que pueden saltar pueden afectar cualquier gen y causar alteraciones dañinas.
Es alentador que estos genes estén silenciados en las células reproductivas, evitando que las mutaciones se transmitan a la descendencia. Sin embargo, en ocasiones, pueden causar enfermedades al integrarse en genes clave de células somáticas adultas.
Vínculo con el envejecimiento
Ádám Sturm y Tibor Vellai de la Universidad Eötvös Loránd identificaron una vía específica, llamada Piwi-piARN, que controla y silencia los transposones. Este proceso funciona en células que no envejecen, como las células madre cancerosas y en la «medusa inmortal». Experimentos en gusanos demostraron que fortalecer esta vía prolonga significativamente la vida útil.
Al silenciar genes saltarines específicos, los gusanos mostraron signos de envejecimiento más lento. El estudio sugiere que comprender estas «cadenas saltarinas» podría conducir a aplicaciones médicas y biológicas innovadoras.
Perspectivas futuras y aplicaciones
Los cambios epigenéticos observados en los gusanos podrían proporcionar un método preciso para determinar la edad a partir del ADN. Comprender mejor los «genes saltarines» y las vías que los controlan podría ofrecer nuevas formas de prolongar la vida y mejorar la salud en la vejez.
Aunque la activación de los transposones con la edad se conocía, este estudio destaca por su enfoque específico y concluyente. La ciencia también explora otras vías para combatir el envejecimiento, desde eliminar células senescentes hasta la reprogramación celular.
Aunque estas investigaciones aún no han llegado a la clínica, el potencial para abordar el envejecimiento sigue siendo una área prometedora y llena de posibilidades,