La salud en el otoño
Ayer cambiamos de estación. Comenzó el otoño.
Las temperaturas descienden, la humedad aumenta, las horas de luz se acortan y la presión atmosférica disminuye.
Estos cambios no solo impactan en la naturaleza, sino que también influyen en el funcionamiento del organismo humano, provocando alteraciones tanto físicas como emocionales.
Más lentos
El metabolismo se vuelve más lento. Este proceso, que varía según diversos factores individuales, como la genética y la actividad física se caracteriza por una disminución en la velocidad de crecimiento y reproducción celular, afectando la regeneración de tejidos.
Se observa un descenso en la síntesis de proteínas, lo que repercute en la regeneración de cabello, uñas y tejidos óseos.
La energía
Afecta los niveles de energía, influenciado por factores como las lluvias, la disminución de las temperaturas y la reducción de la luz solar.
Durante el otoño se reduce la producción de serotonina, conocida como la «hormona de la felicidad», mientras que aumenta la producción de melatonina, la «hormona del sueño».
Esta combinación hormonal puede provocar un aumento del cansancio generalizado y una disminución en la motivación para realizar actividades.
Las comidas
Debido al descenso de las temperaturas, tanto ambientales como corporales, el organismo requiere un mayor aporte calórico para mantenerse caliente. Esto puede llevar a un aumento en el consumo de alimentos con alto contenido calórico, como los dulces.
Sin embargo, es recomendable optar por alimentos ricos en vitaminas C y D, como los cítricos y los pescados grasos frescos, para satisfacer esta necesidad energética de manera saludable.
Cierta tristeza
Para muchos es una estación más triste. En realidad los cambios en la luz pueden influir en nuestro estado de ánimo. No son tantas las horas de luz como en el verano.
Cambia también el ritmo de trabajo o de estudio, los paseo. Eso puede afectar el estado de ánimo.
Se produce un cambio en nuestro reloj biológico, afectando nuestros ritmos circadianos. La menor exposición a la luz solar conduce a una mayor producción de melatonina, lo que puede causar somnolencia y falta de energía.
Aumenta el riesgo de experimentar alteraciones emocionales. Es importante encontrar un equilibrio entre las demandas laborales y las necesidades biológicas para mantener la salud física y emocional durante el otoño.