Trotta consideró que las clases podrían volver después de las vacaciones de invierno
Debería formar parte de la normalidad, pero no es lo que sucede en muchas escuelas del país. Aquellas instituciones que deseen retomar la actividad presencial deberán contar con insumos básicos de higiene: agua potable, jabón, alcohol en gel y cestos de basura. En caso contrario, las autoridades son taxativas al asegurar que no estarán habilitadas para reabrir sus puertas.
Los ingresos ya no serán, como solía suceder, todos a la misma hora, a las 7:30 en el caso del turno mañana. En cambio, habrá distintos turnos de entrada para los cursos que definirán las mismas jurisdicciones con sus escuelas.
La medida tiene un doble objetivo. Por un lado, evitar los aglutinamientos habituales que se dan en las puertas de las escuelas, donde confluyen los chicos de todos los grados y sus respectivos padres. Por otro lado, busca descongestionar el transporte público en las principales ciudades. Se calcula que más del 25% del movimiento, sobre todo en las regiones metropolitanas, se corresponde con la actividad escolar.
En las escuelas habrá que acostumbrarse a mirar solo la mitad de las caras. No importa que sean alumnos, docentes, auxiliares o personal administrativo. Todos deberán usar tapabocas y en todo momento, más allá de que estén dentro de las aulas o en los espacios comunes de los establecimientos. Incluso los docentes, si lo desean, podrán agregar una máscara de acetato para mayor protección. Los únicos exceptuados serán los niños de nivel inicial.
En los pasillos, baños, patios y otros espacios comunes, el distanciamiento obligatorio será de 2 metros. En las aulas, con tapabocas y lavado de manos, será de al menos 1,5 metros. La medida llevará a dividir los cursos en dos o más grupos. Ya no podrán asistir todos los alumnos al mismo tiempo y se deberá complementar con educación en el hogar. Por ejemplo, un esquema posible sería: grupo A asiste lunes, miércoles y viernes, mientras grupo B asiste martes y jueves. Después de cada semana cambiarían el orden para repartir equitativamente los días.
Una de las recomendaciones que plantea Nación es un nuevo orden en las aulas, llamado “burbujas”. Es decir, en vez de la clase tradicional, los alumnos mirando hacia el pizarrón, proponen armar pequeños grupos de 3 o 4 chicos que trabajen en los vértices del aula. Según los especialistas, además de mejorar la socialización después de meses de confinamiento, facilitaría el trabajo si se detectara un caso sospechoso. En tal caso, en primera instancia, solo sería necesario aislar al grupo de pertenencia.
Antes de la pandemia, era un ritual que a mitad de la jornada sonara el timbre del recreo y todas las divisiones salieran al patio al mismo tiempo. Ahora, el ritual quedará de lado. Buscarán que haya un turno específico para cada grado para evitar la interacción entre los cursos. Del mismo modo, los juegos tradicionales, como el fútbol o la mancha, estarán prohibidos. El objetivo, otra vez, es reducir el contacto físico al mínimo posible.
Las fiestas por las fechas patrias, con decenas o hasta cientos de alumnos, docentes y padres reunidos en un salón, obviamente tampoco se podrán llevar adelante. Los actos escolares se suspenderán hasta que se recupere la normalidad.
El primer paso ante la detección de un caso sospechoso será el aislamiento e hisopado del estudiante o docente en cuestión. Después se procederá al rastreo de sus contactos estrechos, los compañeros que tuvieron vínculo con él, para aisarlos y testearlos en caso de presentar síntomas. Al día siguiente, toda la escuela permanecerá cerrada y se suspenderá la actividad. Ese día será destinado a la desinfección.
Trotta consideró que las clases podrían volver después de las vacaciones de invierno