Celiaquía y sensibilidad al gluten
Suele decirse que si diagnosticar la celiaquía es complicado, la sensibilidad al gluten aún lo es más.
La enfermedad celíaca y la sensibilidad al gluten no celíaca son dos condiciones diferentes, relacionadas al gluten, una proteína que se encuentra en ciertos cereales como el trigo, la avena, la cebada y el centeno.
La enfermedad celíaca es una enfermedad crónica, sistémica y autoinmune provocada por la ingestión de gluten en individuos genéticamente susceptibles. En estos casos, el gluten activa al sistema inmune provocando una respuesta inflamatoria que daña las vellosidades del intestino delgado, lo que puede interferir con la absorción de nutrientes.
Los síntomas pueden ser diarrea, dolor abdominal, fatiga, pérdida de peso, anemia, osteoporosis y otros problemas de salud.
La sensibilidad al gluten no celíaca es una condición (síndrome) en la que una persona experimenta síntomas similares a los de la enfermedad celíaca después de consumir gluten, pero en las pruebas no se evidencia enfermedad celíaca ni alergia al trigo.
Los síntomas pueden ser dolor abdominal, diarrea, náuseas, fatiga, entre otros. Aunque la sensibilidad al gluten no celíaca no causa daño al intestino delgado, puede afectar la calidad de vida de una persona.
La sensibilidad al gluten no celíaca, no presenta marcadores para su diagnóstico, a diferencia de la enfermedad celiaca para la cual existen pruebas serológicas en sangre y la confirmación con una biopsia de intestino delgado mediante una endoscopía digestiva alta.
La sensibilidad al gluten no celíaca es un diagnóstico de exclusión, lo que significa que primero se deben descartar otras condiciones, como la enfermedad celíaca, antes de considerarla.
Cómo se trata?
El tratamiento de la enfermedad celíaca es a través de una dieta libre de gluten de por vida y en forma permanente.
Cuando se descartan la enfermedad celíaca y la alergia al trigo, (y los síntomas mejoran cuando se sigue una dieta libre de gluten, empeorando cuando se retoma su consumo), se trata de sensibilidad al gluten no celíaca. En ese caso, el tratamiento responde a la exclusión del gluten de la dieta de manera no tan estricta como en la enfermedad celiaca.
Una vez que el paciente es diagnosticado con sensibilidad al gluten no celíaca, este es derivado al nutricionista, el cual le indica por 1 mes la dieta libre de gluten. Luego de ese lapso, se reintroduce a la rutina habitual y se evalúan los síntomas. Si responde bien, el paciente no necesitará seguir una dieta libre de gluten estricta.
La principal diferencia entre la enfermedad celíaca y la sensibilidad al gluten no celíaca es que la primera es una enfermedad autoinmune que causa daño al intestino delgado, mientras que la segunda es una condición en la que una persona experimenta síntomas después de consumir gluten, pero no tiene daño en el intestino delgado.
Es importante hablar con un médico ante la sospecha de tener cualquiera de estas condiciones.