5 de diciembre de 2024

Qué es el efecto FOMO y cómo afecta al bienestar

El término FOMO, abreviatura de Fear of Missing Out (miedo a perderse algo, en español), se ha convertido en un fenómeno habitual en la sociedad hiperconectada. Este concepto describe la sensación de ansiedad que surge cuando una persona siente que está quedando fuera de experiencias emocionantes o significativas que otros están viviendo. El FOMO, alimentado por las redes sociales y la constante comparación, puede influir negativamente en el bienestar personal y colectivo.

 

La sociedad hiperconectada y el auge del FOMO

Con el auge de plataformas como Instagram, TikTok y Facebook, las personas tienen acceso constante a un flujo interminable de imágenes y relatos que muestran vidas aparentemente perfectas. Esto puede generar una percepción distorsionada de la realidad, haciendo que quienes observan sientan que su vida no está a la altura. Según estudios recientes, el FOMO es más común entre jóvenes adultos, aunque afecta a personas de todas las edades.

El FOMO no solo se limita al ámbito social, también se extiende al consumo: ofertas por tiempo limitado, eventos exclusivos y la cultura de «lo nuevo» intensifican esta sensación de exclusión.

 

Repercusiones del FOMO en la sociedad

El FOMO tiene un impacto en la forma en que las personas interactúan y perciben el mundo. Esta constante necesidad de estar al tanto de todo puede generar:

  • Estrés y ansiedad: La presión de mantenerse actualizado puede ser abrumadora, afectando la salud mental.
  • Comparación social: La exposición a los logros y estilos de vida de otros puede disminuir la autoestima y fomentar sentimientos de insuficiencia.
  • Decisiones impulsivas: Para no perderse una oportunidad, las personas pueden tomar decisiones apresuradas que no necesariamente les beneficien a largo plazo.
  • A nivel colectivo, el FOMO puede contribuir a una cultura de inmediatez y superficialidad, dificultando la reflexión y las relaciones profundas.

 

El impacto del FOMO en el bienestar

La constante sensación de estar desconectado o quedándose atrás tiene un impacto en el bienestar físico, mental y emocional:

El uso excesivo de dispositivos digitales para estar informado afecta los patrones de sueño. Paradójicamente, el intento de conexión virtual puede dejar a las personas sintiéndose más solas y también puede generar problemas de ansiedad, depresión y agotamiento emocional como consecuencias comunes del FOMO no gestionado.

 

Estrategias para combatir el FOMO

Superar el FOMO requiere una combinación de conciencia, autocuidado y acción. Estas estrategias pueden ser útiles:

  • Limitar el tiempo en redes sociales: Establecer horarios para desconectarse ayuda a reducir la exposición a contenidos que disparan el FOMO.
  • Practicar gratitud: Centrar la atención en lo que se tiene y valorar los momentos presentes fortalece el bienestar emocional.
  • Fomentar conexiones reales: Dar prioridad a interacciones cara a cara en lugar de digitales puede fortalecer el sentido de pertenencia.
  • Desafiar la comparación: Recordar que las redes sociales muestran una versión idealizada de la realidad es clave para mantener la perspectiva.
  • Buscar actividades significativas: Participar en hobbies o actividades que aporten satisfacción personal ayuda a reducir el interés en lo que otros están haciendo.

Combatir el FOMO no implica desconectarse por completo, sino aprender a manejarlo de manera consciente para priorizar el bienestar propio sobre las expectativas sociales. La clave está en encontrar un equilibrio entre estar informado y vivir plenamente el presente.